viernes, diciembre 8, 2023
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Federico Massoni y su pragmatismo camaleónico

Federico Massoni, ungido por un sector del radicalismo como candidato a Intendente de Trelew para competir en las elecciones de 2023, es poseedor de un pragmatismo camaleónico, que desnuda un abanico de convicciones inimaginable, o ninguna.

Quizá sea esa su mayor y única virtud como “político de fuste”. Y es indudable que se trata de un político de fuste, porque abrevó en casi todas las corrientes políticas vernáculas.

Sus idas y vueltas van desde el radicalismo al Partido Independiente de Chubut, pasando por el dasnevismo y el peronismo. Adhirió a los principios del Arcionismo y ahora, aparentemente, descubrió que la verdad revelada para salvar a Trelew de la debacle, está contenida en el ideario radical.

“Creo que la política se analiza como una película cambiante y no como una fotografía del momento”, dijo hace tiempo en un reportaje radial. Y su accionar es coherente con ese principio, aunque en forma exagerada, ya que si bien es cierto que la política va mutando en consonancia con la realidad local, regional, nacional y global, los hombres que abrazan la política por vocación de servicio deben mantener la misma dinámica, pero desde una mirada única, acorde con una doctrina, con un principio rector. Claramente, ese no es el caso de Massoni.

En ese periplo pluripartidario pasó por el Organismo Municipal Regulador de los Servicios Públicos, fue secretario de Obras Públicas de la Municipalidad de Trelew durante la Gestión del dasnevista Máximo Pérez Catán, secretario de Seguridad del ex gobernador primero dasnevista, luego kirchnerista Martín Buzzi, Ministro de Seguridad y candidato a senador del Gobernador Mariano Arcioni.

Su paso por la función pública fue opaca y deslucida en cuanto a gestión, pero rimbombante en lo referido a su exposición mediática, una muestra injustificada de su narcisismo, de su ego exacerbado.

Como secretario de Obras Públicas de Trelew, intentó llevar adelante un plan en bacheo nocturno de dudosa efectividad, denominado “Trelew funciona”, que contemplaba una inversión de 3 millones de pesos. Pasó sin pena ni gloria, ya que cuando se fue del cargo para asumir como secretario de Seguridad de Buzzi, Trelew parecía haber sido blanco de una lluvia de meteoritos. Tampoco funcionaron los espejos combados que hizo instalar en algunas esquinas, supuestamente para evitar accidentes.

Su gestión en la Secretaría de Seguridad pasó casi inadvertida, pero cuando desembarcó en el Ministerio de Gobierno, ya con Arcioni en el poder, encontró el ámbito propicio para dar rienda suelta a su afán de figurar y lo hizo con exhibiciones que fluctuaron entre la ridiculez y la obscenidad.

Protagonizó episodios de escasa transparencia como la fallida operación para la adquisición de equipamiento para monitoreo que, según denuncias recientes, ocasionará un perjuicio económico de 30 millones de pesos al Estado Provincial;  las denunciadas maniobras destinadas a privatizar las plantas verificadoras de automotores que dependen de Policía del Chubut para favorecer a un tercero en perjuicio de la administración pública, entre otros.

En su rol de Ministro, no tuvo reparos a la hora de exhibir su fanatismo y autoritarismo, emprendiéndola contra poblaciones originarias, encabezando a mano armada operativos en los barrios más humildes, apresando a dos vecinas que habían salido a barrer la vereda en el período de aislamiento por el COVID19,  creando un centro clandestino de detención en un gimnasio en plena pandemia, adoctrinando a la policía con cánticos como el criticado «Piquetero, piquetero, ten cuidado, ten cuidado, una noche muy oscura a tu villa entraré”.

Tampoco dudó en  mostrarse en un video simulando una lucha cuerpo a cuerpo con un supuesto delincuente, en exhibir sin pudor sus 30 tatuajes y su torso desnudo en un vacunatorio, en filmarse  trepando una cuerda para mostrar sus músculos, en contratar un fotógrafo y un camarógrafo para exponer su “heroica” figura encabezando allanamientos, muchos de ellos sin orden judicial, con un arma en la mano y un chaleco antibalas. Estos videos formaron de su rebuscada campaña para acceder a la cámara alta del Congreso Nacional.

Su origen radical, su apoyo a Duhalde y Das Neves en su quimérico intento de llegar a la Casa Rosada, luego entregado al dasnevista, luego kirchnerista Martín Buzzi, más tarde convertido al arcionismo como Ministro de Seguridad y finalmente transformado en un mesías para un sector del radicalismo, muestran de cuerpo entero a Federico Massoni: un hombre siempre ligado al poder político provincial, gobierne quien gobierne. Rara avis de la política vernácula… pero la culpa no es enteramente del chancho…

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